En sus esquinas de piernas
quietas,
aún escucho
“los astros y los hombres vuelven
cíclicamente”
un añejo poema de
Borges, grabado para siempre.
Nací entre sus
calles hambrientas de amor,
atestadas de
apariciones,
de visiones
solitarias, íntimas.
Que a nadie podía
relatar.
Las casas, los
secretos
las paredes rotas y
las flores secas.
Hoy regresan como señales
azuladas,
de un cielo negro.
Eterno.
Niños que juegan,
desconocidos.
Bajan las calles,
mudas.
Sudan los focos, en
las esquinas con llovizna.
Pasean niños, de
manos ausentes.
Solapan el dolor,
con más recuerdos.
MentesSueltas
10 comentarios:
Hermosísimo poema.
Un abrazo.
Me encanta leerte otra vez, hermosa mente, hermoso corazón
Ohma, te espero siempre por mi rincón de letras.
Matilde, lectora prehistórica... fiel. Me gusta leerte siempre.
Dos abrazos, vuelan.
MentesSueltas
Me ha encantado tu poesía sobre el barrio, tu barrio, el mío. Muy bueno.
Hay poemas que leo desde el corazón y la nostalgia, este es uno de ellos.
Besos y gracias por este hermoso regalo que son tus letras.
REM
Rememorar nuestro lugar es revalorar el comienzo de esta aventura llamada vida. Buenos versos.
Saludos.
Un lugar lleno de encanto,
al que dedicas un precioso poema.
que tengas un buen fin de semana.
saludos.
Me encantó el poema, coincidiendo en ese eterno amor pasional por nuestro barrio. Me ha gustado muchísimo el post.
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