sábado, 29 de noviembre de 2008

Real

Entré al living casi sin saber de que habitación venía. Salté sobre el sillón, pensando que allí encontraría el descanso. No encontré el control remoto, las velas de la mesita estaban torcidas y la gata me jodía paseando insistentemente.



Me detuve a mirar la triste vida que tienen los cortinados, vuelan lentamente al compás del viento de la calle. Canal 53, luego 65, el 122 y así saltando de un cocinero chino a una persecución, de autos lujosos a minas abandonadas... pensé en la cena del lunes. Encendí un sahumerio.


Me acomodé nuevamente en el sillón, puse mis patas sobre la mesa, esquivando las velas torcidas. Intente enderezarlas con los dedos de mis pies, se cayeron al piso. Allí las dejé.

Con mi mirada recorredora encontré, sobre el libro de Whitman, los anteojos de sol perdidos hace 3 horas. Eso me tranquilizó.


De reojo miré el Barcardi blanco y una vieja caipiriña, pero fui a la cocina y me serví un vaso de leche. Me adecué nuevamente al formato del sillón. Mis dedos volaban sobre el apoyabrazos, mi mirada se hundió en la puerta entreabierta del baño.


No entiendo que siente la gente que tiene estrés.


MentesSueltas

sábado, 15 de noviembre de 2008

Pendientes

De pronto el camino del parque se oscureció, un torrente de imágenes irreconocibles, se abalanzaron sobre mí.

Desesperé, intenté correr y no pude. Una inmensa luz se posó delante, como un portal.

El silencio del lento viaje hacia ella, me atrajo mucho más.


Recordé aquella frase "…Si miras mucho el abismo, el abismo comienza a mirarte a ti…"




¡¡¡ Señor, Señor!!!, se siente bien… dijo el muchacho asustado.


Me senté en el banco de la plaza y descansé. Respiré profundo, sintiendo nuevamente la luz en mi pecho.

Volví a casa, abrí aquel Malbec que tanto guardaba y fumé ese puro tan especial. Me lo merecía (pensé), mientras me relajaba en mi sillón preferido.




Abrasé a mi esposa, besé y jugué con mis hijos y confeccioné una lista de las cosas que no hubiera hecho nunca… y en ese instante comencé a tacharlas.



Al final del papel escribí la frase de Borges; "La muerte es una vida vivida, la vida es una muerte que viene."


MentesSueltas

2006

sábado, 8 de noviembre de 2008

Cambio climático

Te amaré sin prisa
al sur de tu corazón.
En el norte mismo de
tus sentimientos lujuriosos.

Seré un viento tenue,
que rozará tus nalgas
tu vientre,
tus gestos.

Serás una playa sin descubrir.
Un rincón del bosque
sin pisar.
Tu piel rugirá en aceites.

Explotaremos en el clima
intimo de nuestros deseos.
En el amanecer azul
de tus párpados.
En el relámpago cálido
de tus sábanas.


Extinguiremos nuestros apetitos.
Las pasiones estancadas
en la soledad de nuestras pieles.

Serás vainilla.
Seremos paz.

MentesSueltas